La gente las recogía y las amontonaba, y el hedor de las ranas llenaba el país.
Los egipcios juntaron en montones las ranas muertas, y todo el país olía muy mal.
Los magos intentaron con sus encantamientos hacer salir mosquitos, pero no pudieron. Hubo, pues, mosquitos sobre hombres y ganados.
Y las juntaron en montones, y apestaba la tierra.
Y las juntaron en montones, y apestaban la tierra.