El único lugar en donde no granizó fue en la tierra de Gosén, donde estaban los israelitas.
y el lino y la cebada destruidos, pues el lino había florecido y la cebada estaba ya en espiga. Sólo se salvaron el trigo y el centeno, porque dan fruto más tarde. Sin embargo, en el territorio de Gosén, donde vivían los israelitas, no cayó un solo granizo. Por eso el rey de Egipto mandó llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo: —Debo admitir que esta vez he hecho mal. La culpa la tenemos nosotros y no Dios, así que díganle que ya no impediré que los israelitas se vayan. ¡Ya no soportamos más el granizo y los truenos! Moisés le contestó: —Voy a demostrarle a Su Majestad que nuestro Dios es el dueño de toda la tierra. En cuanto yo salga de la ciudad, hablaré con él, y ya no habrá más truenos ni granizo. Esto lo haré a pesar de que ni usted ni sus consejeros respetan todavía a Dios.
Tan sólo en la región de Gosen, donde habitaban los israelitas, no hubo granizo.
Solamente en la tierra de Gosén, donde estaban los hijos de Israel, no hubo granizo.
Solamente en la tierra de Gosén, donde los hijos de Israel estaban, no hubo granizo.