Allí hubo un bullicio de una multitud despreocupada; sabeos fueron traídos del desierto, junto con hombres de la gente común. Y pusieron brazaletes sobre las manos de ellas y coronas hermosas sobre sus cabezas.
Podía escucharse el bullicio de una multitud: eran los sabeos, que venían del desierto. Adornaron a las mujeres poniéndoles brazaletes en los brazos y hermosas coronas sobre la cabeza.
»El griterío que se escuchaba era el de una multitud en fiesta. Era la gente que había llegado del desierto, y que estaba adornando a esas mujeres con pulseras y con bellas diademas.
Se oía allí el ruido de una turba indolente, por la multitud de hombres, de bebedores traídos del desierto; ponían ellos brazaletes en las manos de ellas y una corona preciosa en su cabeza.
Y se oyó en ella voz de compañía que se solazaba con ella; y con los varones de la gente común fueron traídos los sabeos del desierto, y pusieron pulseras en sus manos, y bellas coronas sobre sus cabezas.
Y se oyó en ella voz de compañía en holganza; y con los varones fueron traídos de la gente común los sabeos del desierto; y pusieron brazaletes sobre sus manos, y coronas hermosas sobre sus cabezas.