Aconteció en el quinto día del mes décimo del año 12 de nuestra cautividad que uno que había escapado de Jerusalén vino a mí para decir: 'La ciudad ha sido tomada.'
El día quinto del mes décimo del año duodécimo de nuestro exilio, un fugitivo que había huido de Jerusalén vino y me dio esta noticia: 'La ciudad ha sido conquistada.'
Habían pasado doce años desde que llegamos presos a Babilonia. El día cinco del mes de Tébet me enteré de que Jerusalén había sido destruida. Uno de los que habían logrado escapar con vida me dio la noticia.
El año duodécimo, el día cinco del décimo mes de nuestra cautividad, llegó donde mí el fugitivo de Jerusalén y me anunció: «La ciudad ha sido tomada.»
Aconteció en el año duodécimo de nuestro cautiverio, en el mes décimo, a los cinco días del mes, que vino a mí un fugitivo de Jerusalén, diciendo: La ciudad ha sido conquistada.
Y aconteció en el año duodécimo de nuestro cautiverio, en el mes décimo, a los cinco del mes, que vino a mí un escapado de Jerusalem, diciendo: La ciudad ha sido herida.