Entonces proclamó con gran voz a mis oídos, diciendo: —¡Acercaos los verdugos de la ciudad, cada uno con su instrumento destructor en su mano!
Después oí que Dios clamaba con fuerte voz: '¡Acérquense, verdugos de la ciudad, cada uno con su arma destructora en la mano!'
Entonces escuché que Dios gritaba con fuerza: «Ustedes, los que tienen que castigar a Jerusalén, ¡tomen sus armas destructoras y vengan a destruirla!»
Entonces gritó a mis oídos con voz fuerte: «¡Se acercan los castigos de la ciudad, cada uno con su azote en la mano!»
Clamó en mis oídos con gran voz, diciendo: Los verdugos de la ciudad han llegado, y cada uno trae en su mano su instrumento para destruir.
Y CLAMÓ en mis oídos con gran voz, diciendo: Los verdugos de la ciudad han llegado, y cada uno trae en su mano su instrumento para destruir.