Pero antes que viniese la fe, estábamos custodiados bajo la ley, reservados para la fe que había de ser revelada.
Antes de venir esta fe, la ley nos tenía presos, encerrados hasta que la fe se revelara.
Antes de eso, la ley fue como una cárcel, donde estuvimos encerrados hasta que vimos que podíamos confiar en Cristo.
Y así, antes de que llegara la fe, estábamos encerrados bajo la vigilancia de la ley, en espera de la fe que debía manifestarse.
Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada.
Pero antes que viniese la fe, estábamos guardados bajo la ley, encerrados para aquella fe que había de ser revelada.