Tal instigación no puede venir de Dios, que es quien los ha llamado.
Con toda seguridad no fue Dios, pues él mismo los invitó a obedecerlo.
Semejante persuasión no proviene de Aquel que os llama.
Esta persuasión no procede de aquel que os llama.
Esta persuasión no viene de aquel que os llama.