Para nada cuenta estar o no estar circuncidados; lo que importa es ser parte de una nueva creación.
En realidad, no importa si uno está o no circuncidado. Lo que sí importa es ser una persona distinta.
Porque nada cuenta ni la circuncisión, ni la incircuncisión, sino la creación nueva.
Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.
Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva criatura.