Entonces Sara, porque tuvo miedo, negó diciendo: —No me he reído. Pero él dijo: —No, sino que sí te has reído.
Sara, por su parte, tuvo miedo y mintió al decirle: Yo no me estaba riendo. Pero el Señor le replicó: Sí te reíste.
Al oír esto, Sara sintió miedo. Por eso mintió y aseguró: —No me estaba riendo. Sin embargo, Dios le dijo: —Yo sé bien que te reíste.
Sara negó: «No me he reído», y es que tuvo miedo. Pero aquél dijo: «No digas eso, que sí te has reído.»
Entonces Sara negó, diciendo: No me reí; porque tuvo miedo. Y él dijo: No es así, sino que te has reído.
Entonces Sara negó diciendo: No me reí; porque tuvo miedo. Y él dijo: No es así, sino que te has reído.