Abraham le dijo: —Por favor, no se enoje mi Señor si hablo: Quizás se encuentren allí treinta… Y respondió: —No lo haré, si encuentro allí treinta.
Abraham volvió a insistir: No se enoje mi Señor, pero permítame seguir hablando. Tal vez se encuentren sólo treinta. No lo haré si encuentro allí a esos treinta contestó el Señor.
Pero Abraham insistió: —Dios mío, no te enojes conmigo si sigo hablando; pero, ¿qué pasará si no hay más que treinta personas buenas? Y Dios le dijo: —Si encuentro esas treinta personas, no destruiré la ciudad.
Insistió: «No se enfade mi Señor si le digo: “Tal vez se encuentren allí treinta”.» Respondió: «No lo haré si encuentro allí a esos treinta.»
Y dijo: No se enoje ahora mi Señor, si hablare: quizá se hallarán allí treinta. Y respondió: No lo haré si hallare allí treinta.
Y dijo: No se enoje ahora mi Señor, si hablare; quizá se hallarán allí treinta. Y respondió: No lo haré si hallare allí treinta.