Dios estaba con el muchacho, el cual creció y habitó en el desierto, y llegó a ser un tirador de arco.
Dios acompañó al niño, y éste fue creciendo; vivió en el desierto y se convirtió en un experto arquero;
Cuando el niño creció, se quedó a vivir en el desierto de Parán. Allí aprendió a manejar bien el arco y las flechas, y Dios siempre le brindó su ayuda. Finalmente, su madre lo casó con una egipcia.
Dios asistió al chico, que se hizo mayor y vivía en el desierto, y llegó a ser gran arquero.
Y Dios estaba con el muchacho; y creció, y habitó en el desierto, y fue tirador de arco.
Y fue Dios con el muchacho; y creció, y habitó en el desierto, y fue tirador de arco.