Entonces el hombre le dijo: —¡Déjame ir, porque ya raya el alba! Y le respondió: —No te dejaré, si no me bendices.
Entonces el hombre le dijo: ¡Suéltame, que ya está por amanecer! ¡No te soltaré hasta que me bendigas! respondió Jacob.
Entonces el desconocido le dijo: —¡Suéltame! ¡Ya salió el sol! Pero Jacob le respondió: —No te suelto si no me bendices.
Pero viendo que no le podía, le tocó en la articulación femoral, y se dislocó el fémur de Jacob mientras luchaba con aquél.
Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices.
Y dijo: Déjame, que raya el alba. Y él dijo: No te dejaré, si no me bendices.