—Aquel hombre, el señor de la tierra, nos habló con dureza y nos tomó por espías del país.
El hombre que gobierna aquel país nos trató con rudeza, a tal grado que nos acusó de ser espías.
«El gobernador de Egipto nos habló muy fuerte, y hasta nos acusó de ser espías.
«El hombre que es señor del país ha hablado con nosotros duramente y nos ha tomado por espías del país.
Aquel varón, el señor de la tierra, nos habló ásperamente, y nos trató como a espías de la tierra.
Aquel varón, señor de la tierra, nos habló ásperamente, y nos trató como a espías de la tierra: