José ya no podía contenerse más delante de todos los que estaban en su presencia, y gritó: —¡Que salgan todos de mi presencia! Nadie quedó con él cuando se dio a conocer a sus hermanos.
José ya no pudo controlarse delante de sus servidores, así que ordenó: '¡Que salgan todos de mi presencia!' Y ninguno de ellos quedó con él. Cuando se dio a conocer a sus hermanos,
José no aguantó más y les ordenó a todos sus ayudantes que salieran de allí, así que cuando se dio a conocer a sus hermanos, nadie más estaba con él. A sus hermanos les dijo: —¡Yo soy José! ¿Vive mi padre todavía? Y se echó a llorar. Fue tanto lo que lloró, que todos en Egipto y en el palacio del rey llegaron a saberlo. Sin embargo, sus hermanos se asustaron tanto de verlo vivo que no pudieron responderle.
Ya no pudo José contenerse delante de todos los que en pie le asistían y exclamó: «Echad a todo el mundo de mi lado.» Y no quedó nadie con él mientras se daba a conocer José a sus hermanos.
No podía ya José contenerse delante de todos los que estaban al lado suyo, y clamó: Haced salir de mi presencia a todos. Y no quedó nadie con él, al darse a conocer José a sus hermanos.
NO podía ya José contenerse delante de todos los que estaban al lado suyo, y clamó: Haced salir de conmigo a todos. Y no quedó nadie con él, al darse a conocer José a sus hermanos.