Y aunque el traidor se enriquezca, no prosperará el hombre arrogante. Ensanchará su garganta como el Seol; será como la muerte y no se saciará. Reúne hacia él todas las naciones; congrega hacia él todos los pueblos.
Además, la riqueza es traicionera;[1] por eso el soberbio no permanecerá. Pues ensancha su garganta, como el *sepulcro, y es insaciable como la muerte. y toma cautivos a todos los pueblos.
Los babilonios son orgullosos, son traicioneros como el vino; su hambre de poder los hace conquistar naciones y pueblos enteros. Son como la muerte, que siempre quiere más; son como la tumba, que nunca está satisfecha.
¡Oh, ciertamente es traidora la riqueza! ¡Es hombre fatuo y no tendrá éxito el que ensancha como el seol sus fauces; como la muerte, él nunca se sacia, reúne para sí todas las naciones, acapara para sí los pueblos todos!
Y también, el que es dado al vino es traicionero, hombre soberbio, que no permanecerá; ensanchó como el Seol su alma, y es como la muerte, que no se saciará; antes reunió para sí todas las gentes, y juntó para sí todos los pueblos.
Y también, por cuanto peca por el vino, es un hombre soberbio, y no permanecerá; que ensanchó como el infierno su alma, y es como la muerte, que no se hartará; antes reunió a sí a todas las naciones, y amontonó a sí a todos los pueblos.