Así que, por medio de él, ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.
Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre.
Nuestra ofrenda a Dios es darle gracias siempre, por medio de Jesucristo, pues hemos dicho que él es nuestro Señor.
= Ofrezcamos sin cesar, = por medio de él, = a Dios un sacrificio de alabanza, = es decir, = el fruto de los labios = que celebran su nombre.
Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.
Así que, por medio de él ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, es a saber: Fruto de labios que confiesen su nombre.