Y nadie toma esta honra para sí, sino porque ha sido llamado por Dios, como lo fue Aarón.
Nadie ocupa ese cargo por iniciativa propia; más bien, lo ocupa el que es llamado por Dios, como sucedió con Aarón.
Pero nadie puede ser jefe de los sacerdotes sólo porque así lo quiere, sino que Dios es quien lo elige y le da ese honor. Así lo hizo Dios cuando escogió a Aarón como jefe de los sacerdotes.
Y nadie se arroga tal dignidad, sino el llamado por Dios, lo mismo que Aarón.
Y nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado por Dios, como lo fue Aarón.
Y nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado de Dios, como lo fue Aarón.