Porque si el primer pacto hubiera sido sin defecto, no se habría procurado lugar para un segundo.
Efectivamente, si ese primer pacto hubiera sido perfecto, no habría lugar para un segundo pacto.
Si el pacto que Dios hizo antes con el pueblo de Israel hubiera sido perfecto, no habría sido necesario un nuevo pacto.
Pues si aquella primera fuera irreprochable, no habría lugar para una segunda.
Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo.
Porque si aquel primer pacto hubiera sido sin falta, no se hubiera procurado lugar para el segundo.