Les hizo entrar en su casa, les puso la mesa y se regocijó de que con toda su casa había creído en Dios.
El carcelero los llevó a su casa, les sirvió comida y se alegró mucho junto con toda su familia por haber creído en Dios.
El carcelero los llevó de nuevo a su casa, y les dio de comer. Él y su familia estaban muy felices de haber creído en Dios.
Les hizo entonces subir a su casa, les preparó la mesa y se alegró con toda su familia por haber creído en Dios.
Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios.
Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó de haber creído en Dios con toda su casa.