Llegó entonces a Efeso cierto judío llamado Apolos, natural de Alejandría, hombre elocuente y poderoso en las Escrituras.
Por aquel entonces llegó a Éfeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría. Era un hombre ilustrado y convincente en el uso de las Escrituras.
Por aquel tiempo llegó a la ciudad de Éfeso un hombre que se llamaba Apolo. Era de la ciudad de Alejandria, y sabía convencer a la gente con sus palabras, pues conocía mucho de la Biblia.
Un judío, llamado Apolo, originario de Alejandría, hombre elocuente, que dominaba las Escrituras, llegó a Éfeso.
Llegó entonces a Efeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría, varón elocuente, poderoso en las Escrituras.
Y cierto judío llamado Apolos, natural de Alejandría, varón elocuente, poderoso en las Escrituras, vino a Efeso.