Mientras ellos procuraban matarle, llegó aviso al tribuno de la compañía que toda Jerusalén estaba alborotada.
Estaban por matarlo, cuando se le informó al comandante del batallón romano que toda la ciudad de Jerusalén estaba amotinada.
Cuando estaban a punto de matar a Pablo, el jefe del batallón de soldados romanos se enteró que la gente estaba alborotada.
Intentaban darle muerte, cuando subieron a decir al tribuno de la cohorte: «Toda Jerusalén está revuelta.»
Y procurando ellos matarle, se le avisó al tribuno de la compañía, que toda la ciudad de Jerusalén estaba alborotada.
Y cuando iban a matarle, fue dado aviso al tribuno de la compañía, que toda la ciudad de Jerusalem estaba alborotada.