Habiendo caído todos nosotros a tierra, oí una voz que me decía en lengua hebrea: 'Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? ¡Dura cosa te es dar coces contra el aguijón!'
Todos caímos al suelo, y yo oí una voz que me decía en arameo:* 'Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? ¿Qué sacas con darte cabezazos contra la pared?'*
Todos caímos al suelo. Luego oí una voz que venía del cielo, y que me dijo en arameo: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? ¡Sólo los tontos pelean contra mí!”
Caímos todos a tierra y yo oí una voz que me decía en lengua hebrea: “Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues? Te es duro dar coces contra el aguijón.”
Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.
Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebraica: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.