Y el centinela gritó: —Oh Señor, sobre la torre del centinela estoy de pie continuamente de día, y todas las noches estoy apostado en mi guardia.
Y el centinela[2] gritó: '¡Día tras día, Señor, estoy de pie en la torre; cada noche permanezco en mi puesto de guardia!
El vigilante le gritó a Isaías: «Señor, he permanecido en mi puesto; día y noche he vigilado el horizonte.
Y exclamó el vigía: «Sobre la atalaya, mi señor, estoy firme a lo largo del día, y en mi puesto de guardia estoy firme noches enteras.
y gritó como un león: Señor, sobre la atalaya estoy yo continuamente de día, y las noches enteras sobre mi guarda;
Y gritó: Un león; mi Señor. Sobre la atalaya estoy yo continuamente de día, y paso las noches enteras sobre mi guarda: