'Ahora pues, escucha esto, oh voluptuosa que habitas confiadamente y dices en tu corazón: ‘Yo, y nadie más. No quedaré viuda, ni conoceré la privación de hijos.’
'Ahora escucha esto, voluptuosa; tú, que moras confiada y te dices a ti misma: Yo soy, y no hay otra fuera de mí. Nunca enviudaré ni me quedaré sin hijos.
»Por eso, ciudad de Babilonia, escucha bien: tú eres como una mujer que ama el lujo y se sienta tranquila en su trono; piensas que nadie es mejor que tú, y crees que nunca serás viuda ni te quedarás sin hijos.
Pero ahora, voluptuosa, escucha esto, tú que te sientas en seguro y te dices en tu corazón: «¡Yo, y nadie más! No seré viuda, ni sabré lo que es carecer de hijos.»
Oye, pues, ahora esto, mujer voluptuosa, tú que estás sentada confiadamente, tú que dices en tu corazón: Yo soy, y fuera de mí no hay más; no quedaré viuda, ni conoceré orfandad.
Oye, pues, ahora esto, delicada, la que está sentada confiadamente, la que dice en su corazón: Yo soy, y fuera de mí no hay más; no quedaré viuda, ni conoceré orfandad.