Reconozco, oh Jehovah, que el hombre no es señor de su camino, ni el hombre que camina es capaz de afirmar sus pasos.
Señor, yo sé que el *hombre no es dueño de su destino, que no le es dado al caminante dirigir sus propios pasos.
Jeremías oró así: «Dios mío, yo sé que nadie es dueño de su vida y su futuro.
Yo sé, Yahveh, que no depende del hombre su camino, que no es del que anda enderezar su paso.
Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos.
Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es ordenar sus pasos.