Entonces los sacerdotes y los profetas hablaron a los magistrados y a todo el pueblo, diciendo: —¡Este hombre merece la pena de muerte, porque ha profetizado contra esta ciudad, como vosotros lo habéis oído con vuestros propios oídos!
Allí los sacerdotes y los profetas dijeron a los jefes y a todo el pueblo: 'Este hombre debe ser condenado a muerte, porque ha profetizado contra esta ciudad, tal como ustedes lo han escuchado con sus propios oídos.'
y entonces los sacerdotes y los profetas dijeron a los jefes y a toda la gente: «¡Este tipo merece la muerte! ¡Ustedes mismos lo han oído decir que esta ciudad va a ser destruida!»
Y los sacerdotes y profetas, dirigiéndose a los jefes y a todo el pueblo, dijeron: «¡Sentencia de muerte para este hombre, por haber profetizado contra esta ciudad, como habéis oído con vuestros propios oídos!»
Entonces hablaron los sacerdotes y los profetas a los príncipes y a todo el pueblo, diciendo: En pena de muerte ha incurrido este hombre; porque profetizó contra esta ciudad, como vosotros habéis oído con vuestros oídos.
Entonces hablaron los sacerdotes y los profetas a los príncipes y a todo el pueblo, diciendo: En pena de muerte ha incurrido este hombre; porque profetizó contra esta ciudad, como vosotros habéis oído con vuestros oídos.