No hace mucho me llamabas: Padre mío, amigo de mi juventud,
Hasta hace poco me decías que me querías como a un esposo, que yo era el novio de tu juventud.
¿Es que entonces mismo no me llamabas: «Padre mío; el amigo de mi juventud eres tú?;
A lo menos desde ahora, ¿no me llamarás a mí, Padre mío, guiador de mi juventud?
A lo menos desde ahora, ¿no clamarás a mí, Padre mío, guiador de mi juventud?