Oímos de su fama, y nuestras manos se debilitaron. La angustia se apoderó de nosotros, dolor como de mujer que da a luz.
Nos ha llegado la noticia, y nuestras manos flaquean; la angustia nos domina, como si tuviéramos dolores de parto.
El pueblo respondió: «Nos ha llegado la noticia, y tenemos mucho miedo; es tanto nuestro sufrimiento que parecemos una mujer a punto de tener un hijo.
- Oímos su fama, flaquean nuestras manos, angustia nos asalta, dolor como de parturienta.
Su fama oímos, y nuestras manos se descoyuntaron; se apoderó de nosotros angustia, dolor como de mujer que está de parto.
Su fama oímos, y nuestras manos se descoyuntaron; se apoderó de nosotros angustia, dolor como de mujer que da a luz.