Corrígete, oh Jerusalén, no sea que mi alma se aparte de ti; no sea que yo te convierta en desolación, en tierra no habitada.'
¡Escarmienta, Jerusalén, para que no me aparte de ti! De lo contrario, te convertiré en desolación, en una tierra inhabitable.'
¡Cambien de conducta, habitantes de Jerusalén! De lo contrario, los abandonaré y convertiré su país en un desierto».
Aprende, Jerusalén, no sea que se despegue mi alma de ti, no sea que te convierta en desolación, en tierra despoblada.
Corrígete, Jerusalén, para que no se aparte mi alma de ti, para que no te convierta en desierto, en tierra inhabitada.
Corrígete, Jerusalem, porque no se aparte mi alma de ti, porque no te torne desierta, tierra no habitada.