¡He aquí, la voz del grito de la hija de mi pueblo que viene de lejana tierra! ¿Acaso no está Jehovah en Sion? ¿Acaso no está en ella su Rey? ¿Por qué me han provocado a ira con sus imágenes talladas, con las vanidades del extranjero?
El clamor de mi pueblo se levanta desde todos los rincones del país: '¿Acaso no está el Señor en *Sión? ¿No está allí su rey?' '¿Por qué me provocan con sus ídolos, con sus dioses inútiles y extraños?'
Por todos los rincones del país mi pueblo llora y exclama: “Nuestro Dios nos ha abandonado; ya no está en Jerusalén”». Dios respondió: «¿Por qué me hacen enojar los israelitas con sus dioses inútiles y extraños?»
he aquí el grito lastimero de la hija de mi pueblo desde todos los rincones del país: «¿No está Yahveh en Sión? ¿su Rey no mora ya en ella? (¿Por qué me han irritado con sus ídolos, con esas Vanidades traídas del extranjero?)
He aquí voz del clamor de la hija de mi pueblo, que viene de la tierra lejana: ¿No está Jehová en Sion? ¿No está en ella su Rey? ¿Por qué me hicieron airar con sus imágenes de talla, con vanidades ajenas?
He aquí voz del clamor de la hija de mi pueblo, que viene de la tierra lejana: ¿No está Jehová en Sión? ¿No está en ella su Rey? ¿Por qué me hicieron airar con sus imágenes de talla, con vanidades ajenas?