Hablaba yo, y nadie replicaba; mis palabras hallaban cabida[2] en sus oídos.
Mis palabras eran bien recibidas, y nadie me contradecía.
Después de hablar yo, no replicaban, y sobre ellos mi palabra caía gota a gota.
Tras mi palabra no replicaban, /nY mi razón destilaba sobre ellos.
Tras mi palabra no replicaban, Y mi razón destilaba sobre ellos.