Y le preguntaron: —¿Qué haremos contigo para que el mar se nos calme? Porque el mar se embravecía más y más.
Pero el mar se iba enfureciendo más y más, así que le preguntaron: ¿Qué vamos a hacer contigo para que el mar deje de azotarnos?
Y le preguntaron: «¿Qué hemos de hacer contigo para que el mar se nos calme?» Pues el mar seguía encrespándose.
Y le dijeron: ¿Qué haremos contigo para que el mar se nos aquiete? Porque el mar se iba embraveciendo más y más.
Y le dijeron: ¿Qué te haremos, para que el mar se nos aquiete? porque el mar se embravecía más y más.