El asunto llegó hasta el rey de Nínive, quien se levantó de su trono, se despojó de su manto, se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza.
Cuando el rey de Nínive se enteró del mensaje, se levantó de su trono, se quitó su manto real, hizo duelo y se cubrió de ceniza.
Cuando el rey de Nínive supo esto, se levantó de su trono. Luego se quitó sus ropas finas, se puso ropas ásperas, y se sentó en el suelo. Todo esto lo hizo en señal de humildad ante Dios.
La palabra llegó hasta el rey de Nínive, que se levantó de su trono, se quitó su manto, se cubrió de sayal y se sentó en la ceniza.
Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza.
Y llegó el negocio hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, y echó de sí su vestido, y se cubrió de saco, y se sentó sobre ceniza.