Ellos decían a la mujer: —Ya no creemos a causa de la palabra tuya, porque nosotros mismos hemos oído y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo.
--Ya no creemos sólo por lo que tú dijiste --le decían a la mujer--; ahora lo hemos oído nosotros mismos, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo.
La gente le dijo a la mujer: «Ahora creemos, no por lo que tú nos dijiste, sino porque nosotros mismos lo hemos oído; y sabemos que en verdad él es el Salvador del mundo.»
y decían a la mujer: «Ya no creemos por tus palabras; que nosotros mismos hemos oído y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del mundo.»
y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo.
Y decían a la mujer: Ahora creemos, no sólo por tu dicho; sino porque nosotros mismos le hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Cristo, el Salvador del mundo.