Respondió el hombre y les dijo: —¡Pues en esto sí tenemos una cosa maravillosa! Que vosotros no sepáis de dónde es, y a mí me abrió los ojos.
--¡Allí está lo sorprendente! --respondió el hombre--: que ustedes no sepan de dónde salió, y que a mí me haya abierto los ojos.
El joven les respondió: —¡Qué extraño! Ustedes no saben de dónde viene y, sin embargo, a mí me ha sanado.
El hombre les respondió: «Eso es lo extraño: que vosotros no sepáis de dónde es y que me haya abierto a mí los ojos.
Respondió el hombre, y les dijo: Pues esto es lo maravilloso, que vosotros no sepáis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos.
Respondió el hombre, y les dijo: Por cierto, maravillosa cosa es ésta, que vosotros no sabéis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos.