Desde la eternidad nunca se oyó que alguien abriese los ojos de uno que había nacido ciego.
Jamás se ha sabido que alguien le haya abierto los ojos a uno que nació ciego.
Nunca he sabido que alguien le haya dado la vista a uno que nació ciego.
Jamás se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos de un ciego de nacimiento.
Desde el principio no se ha oído decir que alguno abriese los ojos a uno que nació ciego.
Desde el principio del mundo no fue oído que alguno abriese los ojos de uno que nació ciego.