Así nunca más ofrecerán sus sacrificios a los demonios, tras los cuales se han prostituido. Esto será para ellos un estatuto perpetuo a través de sus generaciones.’
Y nunca más volverán a ofrecer ningún sacrificio a sus ídolos que tienen forma de machos cabríos,[1] con los que se han prostituido. Éste es un estatuto perpetuo para ellos y para sus descendientes.
Así los israelitas dejarán de presentar ofrendas a los demonios con figura de chivo. Esta orden no cambiará jamás.
De este modo ellos ya no seguirán sacrificando sus sacrificios a los sátiros tras los cuales estaban prostituyéndose. Decreto perpetuo será éste para ellos de generación en generación.
Y nunca más sacrificarán sus sacrificios a los demonios, tras de los cuales han fornicado; tendrán esto por estatuto perpetuo por sus edades.
Y nunca más sacrificarán sus sacrificios a los demonios, tras de los cuales han fornicado: tendrán esto por estatuto perpetuo por sus generaciones.