'El sacerdote no tomará mujer prostituta o privada de su virginidad. Tampoco tomará mujer divorciada de su marido, porque él está consagrado a su Dios.
'Ningún sacerdote se casará con una prostituta, ni con una divorciada, ni con una mujer que no sea virgen, porque está consagrado a su Dios.
»No deben tomar por esposa a una prostituta, ni a una divorciada, ni a una mujer que haya sido violada. Recuerden que ustedes están consagrados a mi servicio.
No tomarán por esposa a una mujer prostituta ni profanada, ni tampoco una mujer repudiada por su marido; pues el sacerdote está consagrado a su Dios.
Con mujer ramera o infame no se casarán, ni con mujer repudiada de su marido; porque el sacerdote es santo a su Dios.
No tomará por esposa a mujer ramera o infame; ni tomará mujer repudiada de su marido: porque él es santo a su Dios.