'Al encender una lámpara nadie la pone en oculto, ni debajo de un cajón, sino sobre un candelero para que todos los que entren vean la luz.
'Nadie enciende una lámpara para luego ponerla en un lugar escondido o cubrirla con un cajón, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz.
«Nadie enciende una lámpara para esconderla, o para ponerla debajo de un cajón. Todo lo contrario: se pone en un lugar alto, para que alumbre a todos los que entran en la casa.
«Nadie enciende una lámpara y la pone en sitio oculto, ni bajo el celemín, sino sobre el candelero, para que los que entren vean el resplandor.
Nadie pone en oculto la luz encendida, ni debajo del almud, sino en el candelero, para que los que entran vean la luz.
Nadie pone en oculto el candil encendido, ni debajo del almud, sino en el candelero, para que los que entran vean la luz.