Y respondiendo el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en sábado, decía a la gente: —Seis días hay en la semana en los cuales se debe trabajar. Venid, pues, en estos días y sed sanados, y no en el día de sábado.
Indignado porque Jesús había sanado en sábado, el jefe de la sinagoga intervino, dirigiéndose a la gente: --Hay seis días en que se puede trabajar, así que vengan esos días para ser sanados, y no el sábado.
El jefe de la sinagoga se enojó mucho con Jesús, por lo que Jesús había hecho en un día de descanso obligatorio. Por eso, le dijo a la gente que estaba reunida: «La semana tiene seis días para trabajar, y uno para descansar. Ustedes deben venir para ser sanados en uno de esos seis días, pero no en sábado.»
Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado, decía a la gente: «Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado.»
Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo, dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo.
Pero el príncipe de la sinagoga respondió indignado porque Jesús hubiese sanado en sábado, y dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en día de sábado.