Después que el dueño de casa se levante y cierre la puerta, vosotros, afuera, comenzaréis a llamar a la puerta diciendo: '¡Señor, ábrenos!' Pero respondiendo él os dirá: 'No os conozco de dónde sois.'
Tan pronto como el dueño de la casa se haya levantado a cerrar la puerta, ustedes desde afuera se pondrán a golpear la puerta, diciendo: 'Señor, ábrenos.' Pero él les contestará: 'No sé quiénes son ustedes.'
Cuando Dios cierre la puerta, si ustedes están afuera ya no podrán entrar. Tocarán a la puerta y dirán: “¡Señor, ábrenos!” Pero yo les diré: “No sé quiénes sean ustedes, ni de dónde vengan.”
«Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: “¡Señor, ábrenos!” Y os responderá: “No sé de dónde sois.”
Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois.
Después que el padre de familia se levantare y cerrare la puerta, y estando afuera comenzareis a tocar la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos; y él respondiendo os dirá: No os conozco de dónde seáis.