Así que, si me adoras, todo será tuyo. Jesús le contestó:
Yo te haré dueño de todos ellos, si te arrodillas delante de mí y me adoras.
Si, pues, me adoras, toda será tuya.»
Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos.
Si tú, pues, me adorares, serán todos tuyos.