Al ver esto el fariseo que le había invitado a comer, se dijo a sí mismo: —Si éste fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le está tocando, porque es una pecadora.
Al ver esto, el fariseo que lo había invitado dijo para sí: 'Si este hombre fuera profeta, sabría quién es la que lo está tocando, y qué clase de mujer es: una pecadora.'
Al ver esto, Simón pensó: «Si de veras este hombre fuera profeta, sabría que lo está tocando una mujer de mala fama.»
Al verlo el fariseo que le había invitado, se decía para sí: «Si éste fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando, pues es una pecadora.»
Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora.
Y cuando vio esto el fariseo que le había convidado, habló entre sí, diciendo: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora.