Y he aquí, un hombre de la multitud clamó diciendo: —Maestro, te ruego que veas a mi hijo, que es el único que tengo.
Y un hombre de entre la multitud exclamó: --Maestro, te ruego que atiendas a mi hijo, pues es el único que tengo.
Un hombre que estaba entre esa gente se acercó y le dijo a Jesús: —Maestro, te ruego que ayudes a mi único hijo.
En esto, un hombre de entre la gente empezó a gritar: «Maestro, te suplico que mires a mi hijo, porque es el único que tengo,
Y he aquí, un hombre de la multitud clamó diciendo: Maestro, te ruego que veas a mi hijo, pues es el único que tengo;
Y he aquí, un hombre de la multitud clamó, diciendo: Maestro, te ruego que veas a mi hijo; porque es mi único hijo;