Pero Jesús le dijo: —Ninguno que ha puesto su mano en el arado y sigue mirando atrás, es apto para el reino de Dios.
Jesús le respondió: --Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios.
Jesús le dijo: —No se puede pertenecer al reino de Dios y hacer lo mismo que hace un mal campesino. Al que se pone a arar el terreno y vuelve la vista atrás, los surcos le salen torcidos.
Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios.»
Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.
Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado y mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.