Ahora, nosotros consideramos que son felices los arrogantes y que los que hacen impiedad son prosperados.’'
si nos toca llamar dichosos a los soberbios, y los que hacen lo malo no sólo prosperan sino que incluso desafían a Dios y se salen con la suya? '
Bien sabemos que los orgullosos viven felices, y que a los malvados siempre les va bien; nunca les pasa nada malo, ni siquiera cuando ofenden a Dios y lo ponen a prueba”».
Más bien, llamamos felices a los arrogantes: aun haciendo el mal prosperan, y aun tentando a Dios escapan libres.
Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen impiedad no sólo son prosperados, sino que tentaron a Dios y escaparon.
Decimos, pues, ahora, que son bienaventurados los soberbios, y también que los obreros de iniquidad son los prosperados; y aunque tentaron a Dios, escaparon.