Entonces el escriba le dijo: —Bien, Maestro. Has dicho la verdad: Dios es uno, y no hay otro aparte de él;
--Bien dicho, Maestro --respondió el hombre--. Tienes razón al decir que Dios es uno y que no hay otro además de él.
El maestro de la Ley le dijo: —Muy bien, Maestro. Lo que dices es cierto: sólo Dios es nuestro dueño, y no hay otro como él.
Le dijo el escriba: «Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que = El es único y que no hay otro fuera de El, =
Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él;
Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, porque hay un Dios, y no hay otro fuera de él.