Pasando un poco adelante, se postraba en tierra y oraba que de ser posible, pasase de él aquella hora.
Yendo un poco más allá, se postró en tierra y empezó a orar que, de ser posible, no tuviera él que pasar por aquella hora.
Jesús se alejó un poco de ellos, se arrodilló y oró a Dios: «¡Padre!, ¡papá!, si fuera posible, no me dejes sufrir. Para ti todo es posible. ¡Cómo deseo que me libres de este sufrimiento! Pero que no suceda lo que yo quiero, sino lo que quieras tú.»
Y adelantándose un poco, caía en tierra y suplicaba que a ser posible pasara de él aquella hora.
Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora.
Y yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora.