Y le crucificaron, y repartieron sus vestiduras, echando suertes sobre ellas para ver qué se llevaría cada uno.
Y lo crucificaron. Repartieron su ropa, echando suertes para ver qué le tocaría a cada uno.
Eran las nueve de la mañana cuando los soldados romanos clavaron a Jesús en la cruz. Luego hicieron un sorteo para ver quién de ellos se quedaría con su ropa. Además, colocaron un letrero para explicar por qué lo habían clavado en la cruz. El letrero decía: «El Rey de los judíos». Junto a Jesús clavaron a dos bandidos, uno a su derecha y el otro a su izquierda.
Le crucifican y se reparten sus vestidos, echando a suertes a ver qué se llevaba cada uno.
Cuando le hubieron crucificado, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes sobre ellos para ver qué se llevaría cada uno.
Y cuando le hubieron crucificado, repartieron sus vestiduras echando suertes sobre ellas, qué llevaría cada uno.