Y los espíritus inmundos, siempre que le veían, se postraban delante de él y gritaban diciendo: '¡Tú eres el Hijo de Dios!'
Además, los espíritus malignos, al verlo, se postraban ante él, gritando: '¡Tú eres el Hijo de Dios!'
Cuando los espíritus malos veían a Jesús, caían al suelo y gritaban: «¡Tú eres el Hijo de Dios!»
Y los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios.»
Y los espíritus inmundos, al verle, se postraban delante de él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios.
Y los espíritus inmundos, al verle, se postraban delante de él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios.